
En los albores del tiempo, la existencia era un caos indescriptible, solo el poder de la expansión de la creación podía darle forma y sentido. Dios, con su máxima expresión de innovación, manifestó todo lo que había concebido, sin límites para su obra, en un plan que rozaba la perfección.
Era una obra teatral en la que el mundo participaba en su infancia, dando pasos pequeños pero firmes, abrazando al Padre con fe y esperanza. Y así, con una abundancia de flora, fauna y actividad en su inicio, Dios mostró su compromiso firme desde el principio, con un poder de creación innato que reside en cada uno de nosotros.
Esta copia perfecta y estable que Dios nos entregó con amor es una muestra del gran talento y creatividad que lo caracteriza, como el autor de una historia mágica y eterna, donde cada página es un mundo por descubrir, con personajes fascinantes y aventuras increíbles. La historia de Dios es una mezcla de realidad y fantasía, de misterio y sabiduría, que nos invita a soñar y a imaginar, y a encontrar nuestra propia historia dentro de ella.
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