One Way Life

La última vez que intenté arreglar mi corazón,

jugamos sin cartas, y perdimos la razón,

como si el destino hubiera conspirado en mi contra,

para hacerme luchar contra la adversidad.

A veces siento que me conozco bien,

que he visto todos los matices de mi alma,

pero sigo siendo un misterio, difícil de prever,

como un río que cambia de curso sin previo aviso.

El silencio abruma mi alma sin piedad,

como si fuera un peso insoportable que me aplasta,

y aunque intento hablar, ya sé la verdad,

como si la mentira fuera una sombra que no puedo esconder.

Me buscan, anhelan mi alma sin control,

como si fuera un tesoro que todos quisieran poseer,

y aunque la vida parezca gris, hay colores en su interior,

como un arcoíris que aparece después de la lluvia.

A veces temo por mi vida, sin haber delinquido,

como si el peligro fuera un espectro que siempre me acecha,

pero sólo quedan intenciones, pendientes y no cumplidas,

como si las palabras fueran solo un eco que se desvanece.

Jugando con fuego, me quemé sin saber,

como si la pasión fuera un veneno que me destruye,

y aunque lo desconocido nos aterra, la soledad también,

como si fuera un abismo que nos consume poco a poco.

Valora lo aprendido, las lecciones te hacen crecer,

como si cada cicatriz fuera un recuerdo de tu historia,

deja ir tus miedos, congélalos como la nieve al caer,

como si el invierno fuera una oportunidad para empezar de nuevo.

Mi corazón arde, como el carbón al encender,

como si el amor fuera un fuego que no se puede apagar,

de las cenizas surge el oro, mi alma ya es anciana al vencer,

como si la vida fuera una lucha constante contra uno mismo.