Poems
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En la inestabilidad, como en los sueños de un mar embravecido, se halla la quietud de un estanque dormido. En el caos, como un laberinto de espejos reflejando el desorden, se oculta un orden sublime, tan cierto como la adversidad que besa la mejilla de cada atardecer. La esencia misma de la vida, exhalada en
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En el jardín del corazón, donde florecen los sueños, Jesucristo aguarda con brazos abiertos y ameno, un faro de amor que brilla en la oscuridad, invitando a las almas a su abrazo de verdad. Él es el capitán que en alta mar navega, con su barco de esperanza que nunca se entrega, sus palabras son
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En la vastedad del cielo, allá donde los ojos terrenales no alcanzan, se despliega el paraíso de Dios, eterno en su divina danza. Es allí donde surge el amanecer de cristal, un espectáculo de luz y amor, universal y ancestral. Las estrellas se desvanecen ante su majestuosa llegada, y la luna se retira, su labor
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Despierto con una dulzura que sólo puede competir con el vuelo lento de una mariposa nocturna que se retira después de una larga noche de labor. Entre sábanas blancas, como nieve de enero, los primeros rayos de sol se cuelan traviesos por mi ventana. El viento, como un amante furtivo, acaricia mi rostro y me
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En los albores del tiempo, la existencia era un caos indescriptible, solo el poder de la expansión de la creación podía darle forma y sentido. Dios, con su máxima expresión de innovación, manifestó todo lo que había concebido, sin límites para su obra, en un plan que rozaba la perfección. Era una obra teatral en
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Dondequiera que hemos estado, hemos dejado huellas: unas profundas como la selva densa y otras tan ligeras como las plumas de un ave. Pero todas, sin excepción, son testigos mudos de nuestra existencia en este mundo. ¿Cómo serán tus huellas? ¿Serán profundas y marcadas como las del gigante o tan suaves como las del viento?
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En un remoto lugar, donde la brisa marina acaricia la piel de los habitantes del pequeño pueblo, vivía el gran pretendiente. Su figura imponente y su mirada seductora eran capaces de cautivar a cualquiera que se cruzara en su camino. ¿Qué pretendes con esos ojos que vendes?, se preguntaban las mujeres del pueblo mientras lo