Eco Eco

Por Brian J Gonzalez Martinez

Como las olas que besan la orilla de mi Guayama natal, traigo en mi ser el eco de tambores y la cadencia del mar. España me dona el ímpetu de sus guitarras y el paso firme de sus danzas; de la tierra taína heredo el misterio del yucayeque y la dulzura del guanín.

Portugal se asoma en mis sueños, con carabelas que surcan horizontes en mi mente; África late en mi pulso, con la fuerza de sus ritmos y la calidez de su tierra roja, tributo de los ancestros que en las noches estrelladas aún conversan conmigo.

Mi nariz lleva el perfil de la historia, una mezcla de continentes, un puente entre culturas. Soy de aquí y de allá, de la tierra que se abre en verde bajo el sol caribeño, y del polvo de estrellas que alguna vez se asentó en los rincones más remotos del mundo.

Luis Palés Matos, con su pluma, pintó el tropico en versos; yo, con mi aliento, pinto un arcoíris de razas, un poema viviente de herencias entrelazadas. Soy hijo del tambó, del guiro y la maraca, del jíbaro, del negro, del blanco, del indio, del mundo.

“Ecos de Mi Sangre”, un título que ahora se despliega como bandera de todas mis naciones, un canto a la diversidad que me compone, a la poesía que me nombra, al ritmo que me define.


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