
La felicidad que siento al tenerte cerca es inexplicable. Tu presencia purifica mis pensamientos, me mantiene de pie. Sin embargo, cuando reflexiono sobre la auténtica naturaleza de mi amor hacia ti, me encuentro enredado en promesas incumplidas, deseo poder responder todas esas preguntas que han quedado flotando en el viento. Reconozco que fui terco e ignoré tus sentimientos, y me pregunto: ¿qué es lo que me ancla a la esencia que emana de lo más profundo de ti?
Aunque considero que he aprendido de mis errores, aún me veo tropezando en el mismo abismo de ayer. ¿No será mi terquedad la que me impide aprender de mis vivencias, repitiendo pruebas en las que ya he fracasado antes? Me siento atrapado en una rotonda de indecisión que ha gobernado mi vida por demasiado tiempo. ¿Dónde está la salida? ¿Dónde encontraré la paz frente a la devoción que he perdido en detalles narcisistas?
Admito que soy egoísta, a menudo pienso sólo en mí. Esta devoción distorsionada me ha llevado a un ciclo vicioso donde inhalar introspección y exhalar extrospección se han convertido en mi constante. Necesito romper este ciclo, aprender de mis errores y abrirme a la posibilidad de pensar en los demás, no sólo en mí. Esto será mi prueba más grande, pero estoy listo para enfrentarla.
Leave a comment