
Dondequiera que hemos estado, hemos dejado huellas: unas profundas como la selva densa y otras tan ligeras como las plumas de un ave. Pero todas, sin excepción, son testigos mudos de nuestra existencia en este mundo.
¿Cómo serán tus huellas? ¿Serán profundas y marcadas como las del gigante o tan suaves como las del viento? ¿Serás recordado por siempre o te desvanecerás en el olvido como un suspiro en el aire?
La respuesta a estas preguntas solo tú las puedes dar, pues cada uno de nosotros es el artífice de su propio destino. Pero recuerda siempre que cada paso que des deja una marca en el mundo, y que la huella más importante es la que dejamos en los corazones de aquellos que nos rodean.
Así que piénsalo bien, y cuando estés listo para dejar tu marca en el terreno que hoy estás pisando, hazlo con toda la pasión y el amor que puedas poner en ello. Porque al final del camino, lo único que importará es el legado que dejamos detrás de nosotros.
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