
En lo sencillo se encuentra la grandeza,
en la cotidianidad de la vida,
en la humildad de lo que se aprecia,
en lo que no necesita explicación.
No hay necesidad de grandilocuencia,
ni de excesos superfluos,
lo que importa es la esencia,
lo que nos hace sentir vivos.
Un pedazo de pan y queso,
un vaso de agua fresca,
son regalos del universo,
que llenan nuestra existencia.
La sencillez es la clave,
de la verdadera felicidad,
y nos lleva por un camino de verdad,
hacia la plenitud y la libertad.
En lo simple se esconde la belleza,
en lo cotidiano y natural,
en la dicha de una sonrisa sincera,
en el amor que se da sin igual.
Así que celebremos lo sencillo,
lo que no necesita ornamento,
porque en su grandeza, lo más sencillo,
es lo que nos llena por completo.
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