
No me agrada el reflejo que veo en el espejo, ese que me devuelve la imagen de alguien que no reconozco. En ocasiones, cuando poso la mirada sobre mi imagen, no logro distinguirme, como si hubiera perdido toda apariencia y solo me quedara un cuerpo desbaratado, sin vida. Soy como un vampiro, pero no de sangre, sino de ideas, de sueños que me mantienen despierto por las noches. Mi rostro se encuentra cansado, ojeras profundas me delatan, y a pesar de que no me agrada mirarme en el espejo, no puedo dejar de hacerlo, es como una especie de obsesión.
No me agrada fingir ante la gente, prefiero ser yo mismo, con mis virtudes y defectos, aunque eso signifique que algunos me rechacen. Pero hay días en los que mi voz resuena en un grito desesperado que me vuelve loco. Parece como si hubiera olvidado todo lo que alguna vez aprendí, como si me hubiera olvidado de la ciencia misma. Y lo que anhelo no es lo que esperas, no busco riquezas ni fama, solo quiero la libertad de ser quien soy.
No creo en el destino, solo vivo el momento. A veces me desvío del camino que he trazado y siento que me pierdo en la oscuridad. Aunque a veces siento que Dios se ha olvidado de mí, sé que soy su hijo y él siempre está aquí, incluso en los momentos más difíciles. Mis pensamientos son como un remolino en mi cabeza, que me arrastra a lugares que nunca he imaginado, pero siempre trato de mantenerme en la línea del bien.
Muchas veces han tratado de desviarme de mi camino, pero yo me he mantenido firme, incluso en los momentos más difíciles. Otras veces, me he alejado del camino recto, dejando atrás el pan y el vino, y adentrándome en caminos más oscuros. Pero sé que existe un mensaje divino que me guía, un pasaje benigno que me protege, una semilla que ha germinado y un viaje marino que aún no he terminado.
Bajo el agua de mi conciencia, navego 20,000 leguas de viaje submarino, sumergido en lo más profundo de mi ser. Viajo al centro de la tierra, como lo hizo Julio Verne, y encuentro una isla misteriosa que me cautiva, llena de secretos y sorpresas. Es como si hubiera encontrado un lugar donde finalmente encajo, donde mis sueños y mis ideas son aceptados.
En el horizonte, veo la estupidez humana perdida en el monte, vestida de anciana. Pero también vislumbro la llegada, la venida que se acerca, como si fuera una sultana llegando a Nirvana, como si fuera el anuncio de algo grande que está por venir.
A veces, no sé si lo que siento es real o solo producto de mi locura, pero en este momento siento que te tengo contra el pavimento, que eres real y que esto no es un sueño. Siento tu respiración y tus latidos, y sé que aunque el mundo sea caótico, en este momento todo está en paz.
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