Elevarse

Por Brian J Gonzalez Martinez

Somos libres, libres como el viento que sopla sin cesar, libres de pensar lo que queramos en cualquier momento del día. Pero, oh, qué fácil es olvidar nuestra libertad, qué fácil es caer en la rutina y permitir que nuestra mente sea maniatada por las reglas de otros.

¿Acaso nos cuesta elevarnos cuando estamos en la bajura? ¿Por qué es tan difícil alcanzar las alturas, cuando una simple ráfaga de viento podría llevarnos a lo más alto del cielo? Cuánto cuesta un pensamiento, preguntamos, pero ¿cuánto cuesta la libertad de pensar y decidir por uno mismo?

Somos como productos del mercado, expuestos en vitrinas de cristal para que cualquiera pueda acceder a nosotros desde cualquier lugar del mundo. Nos sentimos atrapados en una caja mágica, donde todo es posible, menos la verdadera conexión y la intimidad.

¿Cuánto más tiempo necesitaremos para elevarnos de verdad? ¿Cuándo nos liberaremos de ese hilo invisible que nos mantiene anclados al infinito espacio? Nuestras manos, nuestras herramientas más valiosas, se han convertido en presos de un pedazo de cristal, leyendo noticias de sitios lejanos que nunca antes habíamos imaginado.

Exploramos el espacio, pero ¿qué hay de nuestros mares? ¿Por qué creemos que somos más capaces de explorar el espacio exterior, cuando apenas conocemos los secretos de nuestro propio mundo?

La elevación es necesaria, pero siempre en moderación, siempre manteniendo un balance entre el cielo y el mar. Así somos, libres y atrapados al mismo tiempo, luchando por nuestra libertad en un mundo que constantemente trata de arrebatárnosla.


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